Las flores están cada vez más de moda en la cocina vanguardista.
Aportan color y fragancia y le dan un toque de distinción a cualquier receta que las incluyamos. Pero no sólo son importantes por la estética, sino que también son una fuente muy rica en vitaminas y aceites especiales beneficiosos para el organismo. Por sus propiedades medicinales y saludables han estado durante miles de años en la cocina de países como: India, China, México, Brasil, Canadá y Francia entre otros. Desde hace algún tiempo, también se han introducido en España.
Las flores comestibles siempre deben ser consumidas en su mayor punto de madurez. Pueden ser consumidas crudas, en jaleas, mermeladas, salsas, vinagres y aceites. Es importante conocer las variedades más seguras y evitar aquellas que tengan un posible riesgo de intoxicación por veneno. Las más conocidas son las rosas y las flores de calabazas, pero también se pueden consumir amapolas, claveles, hibiscus, crisantemos, malvas, pensamientos, jazmín, gladiolos y violetas entre otras.
No comer flores que provengan de una floristería porque pueden contener pesticidas. Hay que tener cuidado, si las queremos consumir debemos asegurarnos que sean de una procedencia segura. Si las cultiváis en casa es perfecto y si no, podéis comprarlas en tiendas especializadas. En Barcelona se pueden encontrar fácilmente en el mercado de la Boquería, concretamente en una parada que se llama “Bolets Petras”.
Receta sal de flores